SEXO CON COCHES Y COCHES CON PESTAÑAS


Si tienen tiempo y se aburren, busquen en Wikipedia el artículo parafilia y échenle un ojo a la lista de modalidades de desviación sexual que contiene. Algunas, como la necrofilia (atracción sexual por los cadáveres), la pedofilia (atracción por los menores de edad) o la zoofilia (atracción por los animales), son bien conocidas. De otras, el vulgo siempre ha sabido de su existencia, aunque no fuese del dominio general el helenismo que las designa: así la gerontofilia (atracción por personas mucho mayores que uno) o la macrofilia (atracción por hombres o mujeres grandes). Hay, en fin, otras, la mayoría, que bien podrían ser avisadas con aquella famosísima cita que en Blade Runner pronuncia un replicante en trance de muerte: «Yo he visto cosas que vosotros no creeríais…»

Existen la menstruofilia (atracción por mujeres menstruantes) y la lactafilia (atracción por pechos en periodo de amamantamiento). Hay emetófilos que sienten placer viendo, induciendo o autoinduciéndose el vomito, y formicófilos que gozan sintiendo reptar hormigas por sus genitales. A los dacrífilos les ponen las lágrimas y el llanto, y a los clismáfilos, la inyección de líquido a través del ano. De todo hay en la viña del Señor.

El artículo de Wikipedia no menciona la mecafilia. Al mecáfilo Edward Smith, un cincuentón yanqui de Washington, probablemente le alegraría saberlo. Él, dice, no está enfermo, y no hace daño a nadie practicando su particular opción sexual. Sencillamente, prefiere los vehículos. Son su particular objeto de deseo desde los quince años y ha tenido relaciones sexuales con unos mil. Su actual compañera, refiere, es un Volkswagen Beetle llamado Vanilla, con el cual mantiene una relación abierta que le permite coquetear con otros coches a los que bautiza con nombres de especias afrodisíacas. Son compañeros agradecidos y solícitos, que nunca le hacen a uno pasar una tarde entera mirando escaparates ni alegan súbitas jaquecas para rechazar el sexo, y Smith se lo agradece escribiéndoles poemas y románticas canciones y siendo un amante dedicado y cariñoso. Cuando, paseando, encuentra un coche que le atrae y que siente que necesita amor, aguarda a que oscurezca y entonces se acerca para besarlo y acariciarlo mientras se masturba: tal es el modus operandi de la cópula mecáfila. Los coches son su predilección, pero gusta también de la compañía y los favores de otras máquinas. Su más excitante experiencia sexual, cuenta, la tuvo con un helicóptero.

Edward y Vanilla, su actual compañera

Me gustaría mucho conocer la opinión de Smith -¿cuál más autorizada?- sobre un producto cuya existencia acabo de descubrir: las CarLashes. Las CarLashes, comercializadas por la empresa Turbo Style Products, son pestañas postizas decorativas, destinadas a ser ubicadas sobre los faros delanteros de los automóviles para dar de ellos la impresión de ser coquetos ojos de mujer. Vienen a costar unos 25 bucks y son adquiribles en una amplia gama de modelos, que incluye pestañas más o menos tupidas y más o menos largas y formas rectilíneas o redondeadas con el fin de adaptarse perfectamente al modelo de automóvil del comprador. Por veinte pavos más, se ofrece asimismo la posibilidad de «pintarle» al faro un trasunto de lápiz de ojos hecho con cristalitos brillantes, para tornar aún más intensa y seductora la mirada del vehículo.

Un ejemplo de CarLashes en un Volkswagen

Faro con EyeLash y lápiz de ojos

Me gustaría, digo, conocer la opinión de Smith. ¿Le pondrán más los carros maquillados, o prefiere la belleza natural?

Pablo Batalla Cueto

Fuentes: The Telegraph: Man admits ‘having sex’ with 1,000 cars; CarLashes

Deja un comentario