EL NIÑO DE LA PELOTA DE PLAYA


 

Día dieciséis de Octubre de 2009. Inglaterra. La novena jornada de la Premier League daba comienzo. Ese sábado, en el Estadio de la Luz (sí, lo sé, el nombre es lamentable) el anfitrión, el Sunderland, se veía las caras con el Liverpool, aspirante al título que había acumulado una racha “negativa” de tres derrotas en ocho encuentros.

Así las cosas, el partido transcurría sin demasiada novedad abocado al cero a cero mientras los aficionados se aburrían en las gradas. Tanto se debieron cansar que un crío decidió arrojar una pelota de playa al campo (de esos balones tipo Nivea, cuatro o cinco veces más grandes que uno normal, made in China y que se pinchan al mínimo roce) con tan mala suerte que éste fue a caer delante de la portería de Pepe Reina.

El portero, tan aburrido como los demás, prefirió seguir comiendo pipas bajo el larguero que salir, esta vez no a por uvas, sino a por el enorme chisme. Total, ¿para qué?, debió pensar. Si por aquí hace media hora que no se acerca ni dios. Y de estas que, como por casualidad, se produjo una jugada de ataque del Sunderland y quiso la diosa fortuna que el disparo del enemigo impactase en el desdichado balón desviando la trayectoria que un aún más desdichado Reina intentaba tapar. Uno a cero y pa´ casa. Protestas al árbitro, caras de sorpresa, disgustos (sobre todo el del niño que tiró la pelota, que resultó ser del Liverpool)… Cuarta derrota en nueve encuentros y los aficionados del Sunderland tan felices.

El descalabro, doloroso. La humillación, terrible. La indignación, supina. Y es que el árbitro debió de haber anulado el gol por ser ilegal…pero no lo hizo.  Y como el ser humano si en algo es experto es en hacer leña del árbol caído, los hinchas rivales convirtieron a la pelotita (irónicamente ésta era parte del merchandising de los de Anfield) en un símbolo de sorna y burla. En menos de cuarenta y ocho horas el rojo balón se había agotado en la tienda online del Liverpool y semanas e incluso meses después aún era exhibida con chanza por otras aficiones..

Pero, por si esto no fuese suficiente, los desventurados aficionados liverpulianos tuvieron que aguantar con estoicismo las ironías del entrenador rival, quien dijo en rueda de prensa: Qué pena, el balón lo lanzó un aficionado del Liverpool, ¡ooooh! y, sobremanera, las de la prensa inglesa, quien redactó un sinfín de cómicos titulares. Por ejemplo,  The Daily Mail tituló al día siguiente: «Pelota de playa roja 1-0 Liverpool». El semanario News of the World, por su parte, no desaprovechó la oportunidad de hundir definitivamente la moral de los de Anfield y publicó una entrevista en exclusiva con el balón goleador. La palma, no obstante, se la llevó el Sunday Mirror, quien ofreció un balón idéntico al de la tienda oficial pero a precio reducido: agotado.

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