LA CONTRARREVOLUCIÓN DE MCFLY


Antonio Machado dejó escrito y Joan Manuel Serrat dejó cantado que al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. La metáfora del tiempo como camino, como senda, como línea con un principio, un final y una nostálgica mirada atrás, y una temerosa mirada adelante, como algo que pasa, que transcurre, que transita, no es nueva: hunde sus raíces en el humus profundo y fecundo que es la cosmovisión judeocristiana. Ya adopte la forma del rastro de huellas del atolondrado trote de un caballo desbocado, o la de una delicada estela plateada de baba de caracol, el paso del tiempo siempre es una raya con dos cabos: amanecer y anochecer, nacimiento y muerte, Creación y Juicio Final.

Pero esto no es así en todas partes: en la filosofía tradicional china, el paso del tiempo no es un asunto horizontal, sino vertical, y tiene más que ver con la ornitología que con la ingeniería de caminos, canales y puertos. No corre; vuela. El pasado no está atrás, sino arriba, inalcanzable en la cósmica inmensidad de los cielos; y el futuro no está adelante, sino abajo, germinando invisible bajo la superficie, fértil o yerma, del mundo.

En Regreso al futuro, Marty McFly viajaba al pasado en un famoso DeLorean; en China, necesitaría un helicóptero o un par de alas, pero, sobre todo, necesitaría hacerlo con sumo secreto o efectuando previamente desde su Hill Valley un viaje a cualquier año anterior al 2010: los viajes en el tiempo fueron prohibidos en ese país asiático en 2011.

De momento, claro está, la interdicción sólo afecta al ámbito de la televisión y del cine, único en que, de momento, son posibles los tránsitos intertemporales. La directriz, emanada de la Administración Estatal de Radio, Cine y Televisión, fue justificada por sus promotores como encaminada a evitar la difusión entre la muchachada china de absurdas creencias supersticiosas y acientíficas como la reencarnación o el fatalismo. No quisieron reconocer que, en realidad, lo que les aterra horrores, lo que ha aterrado siempre a todas las dictaduras que en el universo mundo han sido, es que a sus súbditos les dé por volar, o por excavar pozos. Los hombres voladores son mucho más difíciles de sujetar y de encañonar, y pueden alcanzar en las alturas desaconsejables perspectivas de conjunto; los excavadores podrían encontrar algún tesoro oculto, o algún que otro cadáver.

Dijo Mao Tse-tung que el mayor enemigo de la revolución es el burgués que todos llevamos dentro. Sus sucesores saben seis decenios más tarde que el mayor enemigo de cualquier dictadura es el Marty McFly que todos somos un poco.

Pablo Batalla Cueto

Fuente: CNN México: China prohibe películas y series de viajes en el tiempo en la televisión

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